Empieza algo grande desde ti

Por: Atencion Clientes En: Estilo de Vida Fecha: Cometarios: 0 Me gusta: 797

Empieza algo grande desde ti...

Históricamente, las mujeres hemos sido discriminadas por la simple razón de existir. A lo largo de la historia de la humanidad se han registrado múltiples hechos que dan cuenta de la desigualdad que nuestro género ha sufrido y que hoy en día se siguen manifestando. Ante tantas cosas terribles que pasan, muchas han levantado la voz y progresivamente se ha conseguido el reconocimiento de derechos básicos como el voto, la educación y en algunos lugares hasta conducir.

Por supuesto, falta mucho para alcanzar la igualdad con nuestros pares masculinos y el camino es largo. Pero los esfuerzos y los logros no se detienen y eso es verdaderamente valioso. A veces parece que las metas son imposibles, sin embargo, si consideramos los pequeños cambios podremos darnos cuenta de que los avances también han sido impresionantes.

Uno de los aspectos más importantes que hay que considerar es la esfera de lo individual, pues la reivindicación de nuestro lugar en el mundo como mujeres es una acción muy personal. Lo que hacemos cada día, nuestras pequeñas elecciones cuentan. La forma en que nos dirigimos a nosotras mismas, la forma en la que nos hablamos, la forma en que permitimos que otras personas nos hablen marcan, paulatinamente, la diferencia en el trato cotidiano que buscamos.

Todos los días nos enfrentamos a muchas adversidades cuyos efectos son graves, aunque parezcan mínimas: el techo de cristal, que es cuando el crecimiento profesional se ve truncado por el género; la violencia estética, que es este mandato social de perfección en la apariencia; la gordofobia, que son las acciones discriminatorias en relación al peso o la talla. Todas estas violencias sistémicas están presentes en distintos ámbitos de la vida. Identificarlas y pensarlas son importantes para lograr que los cambios seas constantes.

 Luchar por nuestros derechos es una acción que, en muchas ocasiones, surge desde el amor propio y se expande hacia las demás personas. Como mujeres, pero más aún, como personas, debemos ser conscientes de cómo impactan nuestras decisiones. Cuando decidimos ser compasivas con nosotras y con las demás personas y alzamos la voz por lo que necesitamos y queremos estamos demostrando nuestra fuerza. Además, estamos fomentando la certeza de que en este mundo tan violento y competitivo la ternura es radical y amor revolucionario.

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